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lunes, noviembre 13, 2006

Sigo vivo...

En las últimas semanas no he escrito nada, intentaré compensarlo con esto.

Antes que nada, debo decir que no he salido de la ciudad en absoluto. Se debe a varios motivos: que estoy intentando ahorrar todo lo posible, que ha llegado el otoño y me da pereza, y que estoy saliendo los sábados por la noche y el domingo me levanto tarde.

El otoño llegó hace un par de semanas, así que me despedí de estar todo el día con camisas de manga corta (que duraron mucho, de todas maneras), y comencé a usar los dos pulóveres de hilo y el único pulóver abrigado que traje. Tengo en mi mente a una persona que me recomendó no traer ropa de invierno, y se rió de que trajera algo... De todas maneras, si mi ropa de verano pasaba por normal aquí, los tres pulóveres son demasiado sudamericanos aquí, así que tendré que comprar ropa.

Así que tengo dos pulóveres que hacen que la gente de confianza me cante "Amo a Laura", y además, como la mejor opción aquí es intentar hablar lo menos posible (hay que evitar el humor argentino todo lo posible, al menos...), eso me ha dado cierta fama de tímido (en algún punto, me siento como si estuviera en la secundaria, lo cual no está nada mal).

La calefacción del piso funciona de manera espectacular (lo común aquí es usar radiadores), tal vez de manera demasiado buena, ya que cuando queda encendida por la noche paso calor como si fuera verano y este fin de semana tuve anginas. Sin embargo, la calefacción de la planta de abajo no funciona por ahora, así que para bajar las escaleras hay que abrigarse un poco.

Un sábado fui al Mercat de Sant Antoni, aquí los mercados no abren todos los días, y lo que se expone suele variar según el día. Los sábados hay libros usados y películas en DVD (originales). Me compré un diccionario catalán/español, un resumen de formas verbales y un diccionario alemán/español, todo por 12 euros. Bajé en moto con Mai y Sergio (un amigo suyo), la verdad es que no hay mejor manera de desplazarse por Barcelona que en moto: el clima es agradable, es más rápido que en coche y se puede ir mirando la ciudad. Para quien lo recuerde, frente a ese mercado había vivido mis primeros tres días aquí, aunque no lo había visitado nunca.

Cerca del mercado había un grupo grande de gente de entre 12 y 60 años (la mayoría de alrededor de 35) cambiando "cromos", es decir, "figuritas". Parece que en esa esquina se reúnen semanalmente los fanáticos de estas colecciones, incluso tienen unos recipientes especialmente diseñados para contener y clasificar los cromos que poseen. Sentí un poco de nostalgia por mi propia infancia...

Hace un par de semanas fui a un festival de cine orientado a la música, y vi un documental llamado Leonard Cohen: I´m your man. No sólo me gusta Leonard Cohen, sino que es suyo uno de los dos libros que me traje de Argentina (el otro es El jinete polaco, que me pareció apropiado para esta aventura). El documental está muy bien, sólo prescindiría de las opiniones de Bono, con su tartamudeo lisérgico no merece el puesto de juez que le da el director. Tampoco me gustó la omisión de algunas canciones famosas pero anticristianas, como The future, seguramente por obra del productor (Mel Gibson).

También fui a un recital de una banda sueca que no conocía, llamada Diamond Dogs, el espectáculo estuvo muy bien aunque la entrada fue un tanto cara (18 euros). Esa noche recuerdo que me invitó un valenciano a que le hiciera de pie en una cena con una francesa y una maltesa de 21 años.

De hecho, con el valenciano salí un par de veces más. Mi consejo es, si uno va a una discoteca, tomar lo menos posible, porque lo mejor es resistir hasta las 6 y luego volver en metro. Conseguir un taxi por la noche es muy difícil (además de un 20% más caro), así que recomiendo no quedar arruinado por el alcohol. Algunos europeos, cuando están muy borrachos, aspiran una línea de cocaína y vuelven a estar como nuevos, pero a mí no me interesa hacer eso. Por cierto, muchas (no diré todas) de las mujeres que van a una discoteca están buscando tener sexo esa misma noche, y son simpáticas y les gusta conversar, creo que cualquier marplatense se podría enamorar de Barcelona con sólo ir una noche a una discoteca de aquí.

El último sábado, aunque tenía un poco de fiebre, bajé con Mai, en moto, al FNAC (una especie de Musimundo en enorme, creo que estas tiendas son las que más DVDs, CDs y libros tienen a la venta en Barcelona). A mitad de camino nos detuvimos, ya que Mai quería sacar unas fotos porque le gustaba la luz difusa del sol que había en ese momento. Como las sacó con mi cámara, supongo que mañana subiré las que más me gusten.

Como teníamos hambre, y Mai sabe que me gusta la pizza, me propuso ir a un lugar donde la pizza era muy buena. Así que dejamos la moto en el Mercado del Borne (bastante lejos del FNAC) y, por la rambla del Borne, media manzana antes de la Catedral (gótica) de Santa María nos metimos en un lugar bastante pequeño y abarrotado de gente. Algo sospeché cuando vi un poster del dulce de leche Chimbote. Pero cuando fui a ver las pizzas, había también un poster de Quilmes, había empanadas argentinas y tarta de atún (y hasta usaban la palabra "tarta", que aquí significa otra cosa). Finalmente, había un mostrador con Rhodesias, Sugus, etc.: era decididamente un bar argentino. Comí una empanada de cada gusto y tarta, fue impresionante, tenían sabor a comida argentina, yo ya creía que ese sabor era imposible aquí debido a los ingredientes (la leche tiene otro gusto, el aceite que se usa suele ser de oliva, los quesos están hechos para que estén sabrosos al estar tostados, etc.). Después de comer me compré un dulce de leche Chimbote (4,60, fabricado en Italia) y nos llevamos dos alfajores Havanna para el café que nos tomaríamos en un bar que hacía acordar a la avenida Corrientes de Buenos Aires.
De allí nos fuimos caminando hasta el FNAC, la cantidad de gente que había en la calle era impresionante, aunque la proporción de extranjeros ha bajado un poco (de hecho, parece que la temporada de italianos y alemanes se ha terminado, aunque había muchos más franceses de lo normal). Todas las tiendas estaban abiertas, yo había caminado por ahí pero con todo cerrado, es una zona muy linda para comprar, hay tiendas especializadas en lo que quieras (por ejemplo, entramos a una que vendía jabones de lo que quieras por peso).

Cuando volvíamos del FNAC (que, por cierto, se encuentra en Plaza Cataluña), Mai me llevó por una calle en la que no había estado nunca y me mostró el Palau de la Música, otra joya de Barcelona que no recibe suficiente publicidad. Es un edificio modernista enorme, realmente me impresionó. Entramos a tomar unos refrescos (creo que éramos los más "crotos"), como no había mesas libres nos sentamos junto a una pareja que estaba desaprovechando media mesa. Y aunque estaba prohibido sacar fotos (a una pareja alemana que estaba en la mesa de al lado se lo habían dejado muy claro), como no me habían dicho nada a mí en persona, me levanté y saqué algunas fotos que también subiré mañana.

Regresamos a la moto, me puse otra vez el casco negro que Mai me presta, que evidentemente está pensado para una mujer o alguien de cabeza más pequeña, pero al menos sirve para evitar la multa. Y con el casco puesto tal vez me pueda ganar unos euros haciendo publicidad de preservativos, así de bien me queda...

Por cierto, feliz cumple Julián!!!

Nota: como blogger.com no se decide a permitirme migrar este blog en la versión Beta, que tiene unas cuantas mejoras interesantes (por ejemplo, aquí es difícil encontrar entradas viejas), he creado otro blog, directamente en el beta, al que se accede desde aquí: Vivir en Barcelona. A partir de ahora todo lo que publique aparecerá primero allí.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este comentario no tiene nada que ver con el apartado "Estoy vivo", sino con unas fotos en donde hablabas de "El Palacio de los Reyes de Cataluña" o algo así. Éste no es ningún palacio de los reyes de Cataluña, es el Museo Nacional de Arte de Cataluña (con una de las mejores colecciones de pintura románica y gótica de Europa) y es de principios del XX. Por desgracia, ya en el XV no había reyes propiamente de Cataluña. El único resto que queda de uno de los palacios reales en Barcelona está en la Plaça del Rei (no confundir con la Plaça Reial). Queda una parte del Palau del Rei Martí, que es del siglo XIV.

Cristina

Fernando dijo...

Cristina:

Muchas gracias por la aclaración. Esta nota también aparece en el blog nuevo, y aunque allí he aclarado mi confusión parece que he olvidado hacerlo en este. Lo que aquí llamo el castillo, y para el cual imagino unos orígenes medievales, en realidad es una construcción hecha para la Feria Mundial de 1929, si Wikipedia no me ha mentido. Mañana agregaré una nota en esa entrada para evitar confusiones.

Muchas gracias por tomarte el tiempo en indicármelo, y pido disculpas a todos los que pueda haber confundido por mi ignorancia. Por cierto, iré a conocer ese palacio, que no sabia que existía.

Saludos !!!

Fer