Esto es sobre los días entre el 23 y 27 de agosto.
El viernes 23, al salir del trabajo, no tuve mejor idea que ir a conocer el Mercadona, el supermercado supuestamente más barato de la ciudad. Lamentablemente, a media manzana de distancia, y sin mapa, decidí doblar hacia la derecha en vez de a la izquierda, y no sólo eso, sino que insistí en mi convicción de que la calle que buscaba estaba más adelante. Para hacerlo corto, me perdí en el barrio de Sant Andreu, ubicado al norte del mío, sin más guía que el sol. Pasé frente a una iglesia (cerca de la plaza de Orfila), a la que le falta la torre izquierda y en su lugar quedan sólo los restos, como si hubiera sido destruida en un bombardeo y nadie hubiera considerado importante reconstruirla. Cuando llegué a una calle llamada Santa Coloma, homónima de un barrio al que no querría ir a esas horas, finalmente decidí salir de ahí y no pasear más, sin pedir ayuda, he ahí la gracia. Llegué entonces a una nueva Rambla, que no conocía y que terminaba a sólo tres manzanas de mi piso, había pasado a metros de ella muchísimas veces y nunca la había visto. Por cierto, el Mercadona y sus prepizzas quedarán para otro día.
El sábado creo que no hice nada, pero el domingo fui al Parc de la Ciutadella (o algo así, no recuerdo cómo se escribe en catalán). Comencé bajándome del metro en el Arc de Triomphe, y caminé por esas tres manzanas que en 1888 albergaron la primera exposición universal, realizada obviamente en Barcelona. Al final, antes de ingresar al Parque, se encuentra una estatua conmemorativa del hecho.
Por si a alguien le interesa, comentaré cómo está organizada la costa de Barcelona. Esta costa va desde el sudoeste hacia el noreste, y en la parte céntrica la sucesión es esta (desde SO a NE): barrio del Raval, Rambla (con Monumento a Colón y acceso al Maremágnum), Ciudad Vieja, Barrio Gótico, Ribera (con Barceloneta), Parque de la Ciudadella, Puerto Olímpico.
Entonces entré al Parque de la Ciudadella, donde pasé primero frente a varios centros culturales e invernaderos. Estaban todos cerrados, pero de uno de ellos provenía una melodía en flauta, como si un músico profesional estuviera buscando (y encontrando) inspiración dentro de un paseo e invernadero completamente cerrado. Al menos asumí que había una persona dentro, debido a la calidad del sonido y a que parecía una improvisación. Por entre las rendijas tomé unas fotos, pero no encontré al flautista. Por cierto, alrededor del lugar había sentados otros músicos que practicaban a solas.
Luego pasé por la Plaza de las Armas, un lugar muy tranquilo y armonioso en el medio del parque, donde había un estanque en el centro y la simetría era lo más importante. Detrás de la Plaza vi el Parlamento de Cataluña, que no es un edificio especialmente llamativo, pero también tiene foto.
Hay en el medio del parque un lago artificial:
Al costado del lago artificial me encontré con una reproducción a tamaño natural de un Mamut, resto de la exposición de 1888:
Luego pasé por algo que en mi mapa aparecía tímidamente mencionado como "La Cascada", pero resultó ser un estanque enorme con varias cascadas en sucesión, varios chorros de agua, y muchas esculturas, todo rodeado de un bosquecito. No sé si las fotos dan cuenta del tamaño de esta "fuente", pero era realmente grande y preciosa. No sé por qué ha quedado fuera de los recorridos recomendados a los turistas (de hecho, todo el parque está fuera de dichos
recorridos).
Frente a la fuente había una glorieta, donde un grupo de personas estaba aprendiendo a bailar el tango.
Me acerqué al Zoo, que está en la parte del parque que más se acerca al mar, aunque no pretendía entrar, ya que mirar animales solo puede ser una de las cosas más aburridas del mundo, y quería caminar pero por otros lugares. Además, era caro: 14,5 euros.
Salí entonces rumbo a la Ribera, un barrio pequeño que está contiguo al Parque de la Ciudadella por el norte, y al Barrio Gótico por el sur. Pasé frente a un mercado enorme, hay realmente muchos en esta ciudad, y gente de todas las clases los usa, por lo cual me di cuenta de que aquí no están asociados a las clases bajas, sino que forman parte de la tradición europea. De hecho, los mercados aquí son diferentes todos los días: por ejemplo, en un mercado el jueves puede ser el día de los libros, el viernes de la ropa, el sábado de las antigüedades...
También pasé frente a varios bares, uno de los cuales me pareció un poco raro aunque no sabía bien por qué. Tardé un poco en darme cuenta de que lo raro era que sólo había mujeres dentro, y en plan seducción: supongo que era un bar de lesbianas. Lo anoto aquí porque creo que es la primera vez que veo el interior de uno de esos lugares.
Llegué entonces a otra rambla (y van...), que desemboca en la que creo que es la iglesia gótica más importante de Barcelona.
Caminando por la Ribera llegué a una explanada enorme, donde la única atracción era una pareja bailando el tango (en la variante para turistas, claro). En las callejuelas contiguas había muchos espectáculos musicales: un dúo de italianos cantando ópera a capella, varios flautistas, algún violinista si no recuerdo mal, y, frente al museo Picasso, este hombre, tocando una melodía hipnótica y hermosa con este instrumento:
Siguiendo a los turistas llegué al efluente principal, que resultó ser una calle con mi nombre (en catalán), que desemboca en la Rambla. Perdonen, pero no pude evitar tomarle una foto al cartel.
Ayer martes, después de intentar infructuosamente hacer algunos trámites (aunque ya casi se ve la luz al final del camino, o al menos se ve el camino...), partí rumbo a la playa por la tarde. Mi idea era ir hasta Mataró, que es un poco más caro, pero las nubes negras que había en el cielo me sugirieron ir a algún lugar más próximo. Decidí conocer Montgat, apenas un poco más al norte que Badalona. Debo aclarar que aquí los trenes van junto a la playa todo el recorrido, lo cual tiene en parte sentido porque simplifica el tema del tránsito, y además las ciudades posiblemente preexistan al tendido de las vías, aunque la única desventaja es que en algunos lugares el turista la pasa bastante mal para cruzar a la playa. Montgat es uno de ellos. No hay señalización alguna (salvo para los vehículos, pero igual es misterioso), así que caminé cerca de un kilómetro sin encontrar paso alguno, me subí a un montecito y tomé unas fotos.
Ya con un poco más de idea de la geografía del lugar, regresé hasta la estación y caminando hacia el sur encontré una especie de desagüe oscuro y transitable que te llevaba a una playita menor (realmente un desagüe), rodeada de rocas, bastante sucia y ciertamente infestada de ciempiés. Cabe aclarar que no era el único que estaba ahí, éramos unos cuantos. Así que me senté sobre el toallón, leí algo, y cuando comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia me levanté y regresé a la ciudad. Hubo truenos, relámpagos, y llovió de una manera decente durante una hora (aquí lo llamaron diluvio, pero no conocen la verdadera lluvia).
Bueno, hoy fui a Badalona, estaba muy lindo, la pasé muy bien, casi no había gente y el agua estaba espectacular, además en el Donking Donuts del metro el empleado (mendocino) detectó inmediatamente que yo era argentino y a modo de saludo desenterró de quién sabe donde un donut muy rico con auténtico dulce de leche.
Con respecto al metro, debo confesar que hoy fui a la playa con mi amiga checa y pagamos sólo un pasaje, utilizando la famosa técnica del trencito. Al regreso, un español realizó una novedosa táctica que llamaré "el pasaje no me funciona", y pasamos los tres en trencito por la salida, a sólo diez metros de los inspectores, que no nos vieron porque habían enganchado a otro. El otro día pasó algo gracioso: un tipo intentaba eludir el pago gateando por el suelo, a lo que la checa le sugirió que pasara caminando por la salida, que era más sencillo, y el tipo, un tanto humillado, le hizo caso.
Importante: las notas nuevas se encuentran aquí, junto a una copia de todo este sitio.
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